Todo comienza en las cumbres nevadas del cerro Pilche. Desde allí bajan torrentosos los arroyos que se van cargando de minerales antes de llegar al valle y al lago Epuyén. “Tenemos el agua más pura del mundo”, asegura Pablo Leo, productor de la cerveza artesanal “Murrayana”.
Acerca de su trayectoria en la actividad, recuerda que “me fui a Buenos Aires a estudiar Comunicación Social, pero cuando me faltaban cinco finales ya no aguanté. Volví a la chacra de mis padres y ante las alternativas laborales me dediqué primero a la producción de frambuesas y terminé haciendo cerveza, que es lo que realmente me apasiona”.
“Desde los comienzos en 2011 a la fecha, es un empredimiento que ha crecido bastante, hasta llegar a este galpón”, agrega en referencia a la moderna infraestructura montada sobre la ruta de acceso a la Villa Lago Epuyén, donde a pocos metros su hermano chef tiene un local gastronómico.
Desde su óptica, “cervecero no se nace, hay que hacerse y aprender con voluntad, conocimiento y principalmente innovando. Cuando uno piensa que está en un lugar de equilibrio, hay que desastibilizarlo y buscar constantemente. Prueba y error por un tiempo hasta alcanzar un nivel de comercialización donde hay que privilegiar la calidad, porque no es lo mismo cuando se cocinan 50 litros a los 750 litros que hacemos en nuestra fábrica. Ahora, si hacemos algo mal, lo pagamos caro”, asegura.
Además de su propia marca (“Murrayana”), desde 2017 también utilizan las mismas instalaciones los productores de las cervezas artesanales “Bandurria” y “Prestébola” (Lago Puelo), aunque “cada uno con su receta, estilos y variedades”, aclara.
“Nos asociamos y empezamos con el proyecto de una envasadora y terminamos cocinando las tres marcas en el mismo lugar. Cada cerveza es distinta: hacemos tres ipas, pero cada una lleva distintos lúpulos, maltas y su propia característica”, grafica.
A su criterio, “el consumo interno sigue creciendo, pero la calidad es fundamental para sostenerse y a ello apuntamos. Hay que vender buenos productos y aquellos que no lo hagan, a la larga pagarán el costo”.
En la actualidad, hay unos 200 productores de cervezas artesanales en la Comarca Andina del Paralelo 42°, incluyendo las localidades de El Manso, El Bolsón, Lago Puelo, El Maitén, Cholila, Lago Puelo, Epuyén y El Hoyo. Acerca de su presente y proyección a futuro, Pablo Leo precisó que “no se puede vivir exclusivamente del público de la región o del turismo. Hay quienes hacen unos litros en la casa y venden a los vecinos o amigos, un perfil totalmente distinto al que buscamos otros con proyectos de mayor envergadura”.
“Es un sector que ha crecido de forma exponencial –valora-. En el caso de Epuyén, hace tres o cuatro años se vendía exclusivamente en temporada estival en algunos restaurantes, en cambio hoy hay varios locales exclusivos y un consumo interno singular”.
Recalca enseguida que “en nuestro caso, con la estructura que montamos, no sobreviviríamos. Hoy estamos vendiendo en distintas ciudades de la Patagonia, como General Roca, Plottier, Las Grutas y San Antonio Oeste, Esquel, Comodoro Rivadavia, San Carlos de Bariloche, El Calafate y Chaltén, que nos demanda una logística importante para la comercialización porque estamos en un lugar lejano. El flete nos saca una gran parte de las ganancias, además de que no es rápido”, detalló.
Insumos
Pablo Leo indica que “junto al agua de la mejor calidad, el 90% del lúpulo que necesitamos lo compramos en la zona, aunque para las ipas y otras cervezas más lupuladas necesitamos algunos otros importados, ya que deben tener características especiales. Asimismo, adquirimos en forma directa a las malterías y a la empresa que produce las botellas”.
Igualmente, “logramos comenzar a trabajar con la gente del Conicet de Bariloche en la reutilización y recuento de levaduras, que nos facilita un ahorro importante de dinero y nos ayuda en los tiempos de procesos. También armamos un pequeño laboratorio, que nos ha permitido un salto importante en el control estricto del producto final”, remarca.
Respecto a los costos, comparó que “el cervecero artesanal de la provincia de Buenos Aires tiene un 10% menos porque no tiene tanto flete como nosotros, que sumamos un 10% para traer los insumos y otro 10% para llegar con nuestro producto al mercado consumidor”.
Ayuda
En respuesta a la ayuda estatal que reciben, Pablo Leo recodó que “a nivel nacional, el gobierno viene colaborando con los productores. En nuestro caso, tenemos un empleado y nos están ayudando con un ATN para su salario”.
Con todo, precisó que “hemos logrado sostener el emprendimiento a pesar de que hace meses no se vende nada por la pandemia, por suerte venimos de una buena temporada veraniega”.
Respecto al gobierno chubutense, indicó que “ha estado presente cuando hemos requerido de líneas específicas para créditos. Pero falta algo más de acompañamiento para el sector, ya que sus tiempos son demasiado dilatados: hace dos años, cuando precisamos ayuda financiera, recién llegó en diciembre, cuando ya los problemas eran otros. Aunque viendo la situación de la provincia, sabemos que las políticas las debemos generar los propios privados”, aseveró.
Para el futuro inmediato, el productor subrayó su esperanza “de ver a corto plazo lo que sucederá con la temporada turística. Necesitamos que se libere la llegada de visitantes a la Comarca Andina”. (Por Fernando Bonansea).
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