Es el paisaje fascinante que se observa desde las alturas
del cerro Piltriquitrón, donde ya comienza a predominar el ocre de las lengas,
marcando los cambios de estación entre las tallas monumentales de El Bosque
Tallado.
Enfrente, a la distancia, los picos nevados señalan la
frontera con Chile y la cadena de refugios de montaña. A los pies de los
excursionistas, el ritmo de la ciudad entre sus plazas arboladas, sus avenidas
y diagonales en contraste con el verde eterno del bosque nativo circundante.
A esta altura del año, El Bolsón y los parajes aledaños
ofrecen múltiples propuestas para la ensoñación, relax, esparcimiento,
recreación y aventura.
Una tarde de sábado comienza con una salida en familia o
pareja por el Camino de los Nogales para admirar el trabajo en las chacras
productoras de lúpulo, frutas finas y verduras orgánicas. Un poco más adelante,
la oportunidad de conocer un criadero de truchas y llevarse algún ahumado,
queso o conserva para “la picada de la vuelta”.
El camino marca el ingreso al circuito de Mallín Ahogado, un
espacio rural salpicado por variados atractivos turísticos con sus cascadas; canopy entre
coihues gigantescos; el Museo de las Piedras Patagónicas y la mezquita más
austral del mundo.
La vuelta al pueblo se puede hacer por la ruta que serpentea
junto al río Azul, entre cipreses, radales y alerces que, cada tanto, dejan
lugar para que aparezca la casa de un lugareño donde pastan sus ovejas,
caballos y vacas.
El recorrido permite desviar hasta la Cabeza del Indio, una
curiosa formación rocosa tallada por los vientos eternos de la Patagonia, y el
Mirador del Río Azul que extiende el panorama desde la Loma del Medio hasta el
Parque Nacional Lago Puelo (en Chubut) y es la postal obligada de cada visita a
la Comarca Andina del Paralelo 42°.
Ya de vuelta por la plaza Pagano, todavía queda tiempo para
caminar por la Feria Regional de Artesanos, con sus puestos de piezas únicas y
trabajos realizados con lanas, maderas, cueros, metales y flores secas, a los
que se suman los dulces caseros, las frutas finas y verduras de las quintas,
los cuchillos forjados a mano y las velas artesanales de distintos tamaños y
perfumes exquisitos. Sin olvidar por supuesto los sonidos de sus músicos, los
malabaristas y el colorido instalado por aquellos hippies locos desde la década
del ’70.
Oscure más temprano y tientan los restaurantes céntricos con
sus platos gourmets elaborados a partir de productos regionales, una tabla de
buenos ahumados, cervezas artesanales, helados o jugos naturales hechos en el
momento con la fruta fina del lugar.
Refugios
Hay que dedicar un par de días e ir abrigado, pero vale el
esfuerzo por la tonalidad de colores en la montaña. El circuito comprende
17 refugios dentro del Área Natural Protegida Río Azul - Lago Escondido,
vinculados a través de una extensa red de senderos. Ofrecen alojamiento (duchas
con agua caliente) y gastronomía (desayuno, almuerzo y cena). Los lugares más
conocidos son El Lindo, Motoco, Roca del Tiempo, Valle del Encanto, Dedo Gordo,
Lago Natación, Cajón del Azul, Hielo Azul y Retamal.
Antes de salir hay que inscribirse en la Oficina de Informes
Turísticos de El Bolsón (San Martín y Roca). Llevar ropa deportiva y abrigo
impermeable (recomendado para personas entre 16 y 40 años).
Lago Puelo
Dentro de los atractivos naturales y posibilidades de
excursiones de aventura, en Lago Puelo sobran opciones: desde cabalgatas,
pesca, escalada, senderos de montaña para disfrutar en familia, un parque
acrobático y kayak, hasta paseos náuticos dentro del Parque Nacional Lago Puelo,
incluyendo el cruce al límite con Chile.
Un poco más al sur, el laberinto de El Hoyo; el Parque
Municipal Puerto Bonito en las costas del lago Epuyén; La Trochita en El Maitén
y la cabaña de Butch Cassidy en Cholila son las opciones más recomendables.
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