“Si encuentras maqui, no dudes en comerlo”, aseguran los
cordilleranos en referencia a esta planta de fruto negro y sabor dulce que
aparece por los bosques andino patagónicos desde Neuquén hasta Chubut y también
del lado chileno.
Sus propiedades curativas ya eran conocían por los
curanderos de los pueblos originarios, quienes usaban sus hojas secas
trituradas o en polvo esparcidas sobre heridas para cicatrizar, mientras que
las hojas frescas en infusión sirven para hacer buches y aliviar los dolores de
garganta o úlceras de la boca.
Ward Bond es un experto estadounidense que se dedica a
descubrir remedios naturales. Llegó al fruto del maqui en sus investigaciones y
lo clasificó como uno de los alimentos “que pueden cambiar vidas”.
A su criterio, “los beneficios de esta súper fruta actúan en
todo el cuerpo, protegiendo las células de radicales libres, ayudando a
prevenir la oxidación por estrés y promueven una respuesta saludable a la
inflamación. Además, se están reportando beneficios en cuanto a artritis,
colesterol y azúcar en sangre”. En detalle, lo catalogó como “un
gran anticancerígeno e igualmente previene enfermedades cardíacas”.
Su colega Chris Kilham asegura que “tomar jugo de maqui
después de las comidas ayuda a disminuir la glucosa en sangre, previniendo la
formación de células grasas”.
Cultivos
Hasta el presente, la cosecha del fruto del maqui (además
muy apreciado en la gastronomía) se hace en las plantas silvestres durante el
mes de enero, a cargo principalmente de lugareños que luego lo venden al sector
de dulcerías y heladerías, aunque también se caracteriza por los licores de
particular sabor.
En Argentina, hay ensayos de cultivos a cargo del Inta
Bariloche y la firma From Patagonia, quienes en noviembre pasado presentaron
los trabajos: “La experiencia con maqui, desde la cosecha hasta el liofilizado” y “Avances en la domesticación del maqui” (a cargo
de Cecilia Roldán y Gonzalo Caballé), en el quinto Simposio Regional Patagónico
de Bioeconomía Argentina, desarrollado en El Bolsón.
Domesticado
En tanto, en Chile, ya hay avances en algunos
emprendimientos desarrollados, aunque “pese a que el interés de los productores
por plantar maqui comenzó hace varios años, hasta hace poco entrar al negocio
era bastante difícil, debido a que no existían variedades domesticadas ni menos
información técnica relacionada con el manejo de las plantas. Esta situación
empezó a cambiar cuando la Universidad de Talca y la Fundación Chile
desarrollaron los primeros trabajos y pruebas con esta especie, que gracias a
su alto contenido de antioxidantes ha sido denominada como una súper fruta”,
resalta un informe de la Sociedad Agrícola Ganadera de Osorno.
Agrega que “en 2016, por ejemplo, el negocio relacionado con
esta especie nativa superó los 10 millones de dólares, aunque los entendidos en
la materia consideran que esta cifra representa sólo un porcentaje mínimo del
potencial comercial real que tiene el maqui. Y es que a la fecha casi el 100%
de la fruta procesada proviene de árboles silvestres, lo que hace casi imposible
contar con producciones homogéneas en cuanto a calidad y volumen. Esto, a su
vez, ha llevado a que ni fabricantes ni empresarios puedan comprometerse con
tener mayores stocks o ampliarse a nuevos mercados. Por fortuna, todo esto ha
comenzado a cambiar gracias a que la domesticación del maqui está mostrando
avances concretos. De hecho, hoy se están comercializando las tres primeras
variedades de esta especie en el país”.
Producción
En Chile, con una producción de aproximadamente 300 a 400
toneladas, el maqui se está convirtiendo en la fruta de moda,
causando sensación principalmente por su alto contenido antioxidante. Utilizado
tradicionalmente en la medicina mapuche, en los últimos años ha generado
interés por sus beneficios en la salud, sin embargo, su incorporación a los
mercados populares no ha sido rápida, debido a que su recolección no es simple.
Para simplificar el proceso y masificar su producción,
Fundación Chile “ha estado desarrollando clones de maqui, los cuales se
encuentran en proceso de registro ante el Servicio Agrícola y Ganadero
(SAG)”, explicó la técnica Verónica Larenas, quien señaló además que “estamos
trabajando en un proyecto con la Universidad de Talca y la empresa Surfrut,
para ver la opción de cosechar en forma mecanizada”.
Actualmente, el maqui se exporta principalmente a Japón,
Corea, Italia y Estados Unidos, en formato congelado en su mayoría. Dicho berry
resulta muy atractivo para el mercado estadounidense debido al relato que hay
detrás de la planta, una fruta nativa chilena utilizada en la medicina mapuche,
conceptos llamativos para el mercado extranjero.
Por supuesto, no es la única razón por la cual esta pequeña
fruta llama tanto la atención, su alto contenido antioxidante y sus propiedades
(aún en estudios), antiglucemiantes y para combatir el alzheimer, la hacen
perfecta para integrar en la dieta diaria.
Debido a que la vida de postcosecha del maqui es muy corta,
es ideal utilizarlo como un ingrediente deshidratado mediante liofilizado
(deshidratado en frío que permite mantener las propiedades del producto) que
puede ser añadido a yogures, bebidas y frutas. (Por Fernando Bonansea).
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