“La mayor complicación fue el clima, con temperaturas que en
verano llegan a los 60 grados y no hay una sombra donde protegerse.
Indefectiblemente, es necesario contar con el aire del desierto y el mar para
sobrevivir; más uno, acostumbrado al clima cordillerano”, reflejó Sebastián Painequeo (36), a la vuelta de un viaje que lo llevó durante cuatro
meses a trabajar como herrador al servicio del Abu Dhabi Polo Team, en los
Emiratos Árabes.
Por estos días, disfruta de sus seis caballos en una chacra
de Rincón de Lobos, en El Hoyo, preparándolos para la invernada. El sol
comienza a esconderse detrás de las montañas y se apura a entrarlos al galpón
“para no los agarre la helada”. “Me gusta tenerlos gordos y bien cuidados.
Ensillarlos el fin de semana para salir a pasear. La verdad es que los
extrañé”, dice sin disimulo.
Su pasión por los caballos comenzó desde muy chico. “Nací en
el barrio Esperanza, en El Bolsón, y cuando me mandaban a la Gendarmería
Infantil pronto descubrí las caballerizas y este mundo fascinante que me dio un
oficio”, destacó.
Durante varios años estuvo al frente de las cabalgatas “El
Moro”, pero “la necesidad de trabajar y crecer me hizo llegar al otro lado del
mundo. Se trata de caballos de alto rendimiento, que están al cien por ciento
en plena competencia, con estrictos controles alimentarios y veterinarios, y
donde la podología y las herraduras juegan un papel fundamental. Durante los
partidos, tenía que hacer la guardia para evitar cualquier lesión. Por
supuesto, el poder adquisitivo de los jeques tiene mucho que ver en la calidad
de vida que llevan”, subrayó.
Sobre la rutina laboral, recordó que “se arranca muy
temprano, a las 4 ya estaba en los boxes. Por el calor, tipo 9 ya había que
parar hasta las 17, y cerrar la jornada con la caída del sol. Un régimen muy
duro, pero la experiencia fue muy enriquecedora para crecer en esta profesión.
Probablemente se repita, viendo que la situación en Argentina no mejora. Allá
se puede hacer una buena diferencia económica, el trabajo arranca en diciembre
y se extiende hasta fines de marzo”, indicó.
Sumó “la posibilidad de poder comprar herramientas nuevas,
de avanzada, además de la práctica con animales de alta competencia, que me permite
evolucionar y estar en la vidriera de gente que me termina conociendo y
llamando para tomar mis servicios”.
La ciudad de Abu Dhabi está geográficamente
ubicada en la parte nororiental del golfo Pérsico, en la península arábiga. Sus
vecinos son el reino de Arabia Saudí y el sultanato de Omán y por el norte
limita con el emirato de Dubai. Prevalece la religión musulmana y el alcohol
está estrictamente prohibido. La principal actividad económica es la extracción
de petróleo, con contratación de mano de obra hindú y paquistaní.
Desde la óptica de Sebastián Painequeo, “es un lugar
maravilloso, un país de alta tecnología y un poder adquisitivo impresionante,
aunque muy caro para nosotros. Tienen los edificios más altos del mundo, los
hipódromos y estadios más grandes”.
En su caso, la posibilidad de llegar al mundo árabe “surgió
a partir del servicio de cabalgatas a los turistas que tenía en El Bolsón. Al
buscar mejor calidad de herraje para mis caballos, me llevó a capacitarme en
distintos lugares del país sobre la podología equina. Fue así que en Córdoba
conocí a un gran maestro, quien fue primero a Emiratos y luego me recomendó”.
Durante el fin de semana pasado, Painequeo participó en El
Bolsón de un curso de herrado y podología equina, junto a gente de toda la
Patagonia (Trelew, Gaiman, Comodoro Rivadavia, Comallo, Bariloche y Villa La
Angostura), dictado por Esteban Mera, a quien consideró “muy bueno, uno de los
más reconocidos del país. Hace pocos días estuvo disertando en el Congreso
Equino que se hizo en Buenos Aires. Fue mi profesor y en esta oportunidad tuve
la suerte de poder colaborar en el seminario”.
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