El cerro Tres Picos (2500 m), al fondo del lago Cholila, por
sus características especiales, se ha convertido en un destino irresistible
para andinistas del mundo entero. Sin embargo, pocos saben que sus paredes
de hielo se han cobrado ya varias vidas: a fines de enero de 1964, dos
escaladores del Club Andino Córdoba murieron luego de haber hecho cumbre en la
torre “Tuma”.
Años después, el sábado 6 de marzo de 2011, Fabio Barreiro,
de 44 años, montañista de amplia experiencia y residente en Lago Puelo, perdió
pie en el descenso, cayó en una grieta profunda y su cuerpo jamás fue
rescatado.
Darío Calfunao, actual director de Turismo de Cholila, llegó
a la cumbre el 24 febrero de 2006 y encontró el testimonio de aquella excursión
de la década del ’60: un banderín del Club Andino Córdoba dentro de una lata de
pomada.
“Hacía tres días que esperaba la patrulla de
rescate. Ya no sentía dolor, lo más grave no eran las fracturas, sino la
congestión pulmonar. De pronto resonaron voces y gritos a lo lejos”, recordó
tiempo después uno de los sobrevivientes, el fotógrafo Nilo Silvestrone, quien
luego se radicó en El Bolsón, en referencia a la expedición que terminó en
tragedia.
Según detalló, “frente a mí, un cañaveral tupido mostraba
sus tallos emplumados. De pronto, se abrieron como un cortinado y apareció.
Saludó con ese ‘Bueeenas’ que era tan usual en él. Su mochila flaca, una
piqueta, botines colgados al cuello y medias de lana atadas con varias vueltas
de hilo sisal. ‘La lana, con una buena atadura para que quede como un colchón,
se afirma muy bien en el hielo’, dijo. Así, había cruzado el glaciar. Se
acercó, me hizo algunas preguntas y se alejó. Volvió al rato con un palito que
me obligó a sorber. ‘Hágalo sin miedo, lo introduje en un hormiguero y las
hormigas segregan un líquido que es muy refrescante’, fue la receta de Rodolfo
Venzano, el médico y andinista de El Bolsón que con los años fue mi gran
amigo”.
Finalmente, gracias al ácido fórmico que le aplicó el
doctor, pudieron estabilizarlo y bajarlo hasta el pueblo, salvándole la
vida. Los otros protagonistas de aquella historia fueron Aurelio Castelli (38),
entonces presidente del CAC, y Carlos Daniel Giménez (27), muertos
en el accidente del descenso. También formaron parte del grupo Ignacio Unsain
(21), Ignacio Sáenz (22) y Federico Laje (17). De la operación de rescate
participaron el Club Andino Bariloche, Gendarmería Nacional, Ejército
Argentino, Policía del Chubut, pobladores de la zona y una extensa red de
radioaficionados solidarios que facilitaron las comunicaciones, entre otros.
La torre “Tuma” había sido escalada por primera vez en 1952
por Jerman y Bertoncelj, de Bariloche. La cordada de los cordobeses lo hizo el
25 de enero de 1964; seguidos el 24 de febrero de 2006 por Walter Oszust y
Darío Calfunao, como parte de la expedición liderada por miembros de Cholila
Mountain Explorers, compuesta también por Samuel Rohrbach, de Suiza; Hanne
Mäller y Armin Keshmiri, de Austria.
Venzano
Rodolfo Venzano fue el médico que trazó los primeros
mapas de la Comarca Andina: “Sus conocimientos en cartografía eran los de un
profesional, y más tal vez, porque era consultado por gente especializada. El
plano es una muestra y el relevamiento lo hizo a pie, llevando en su mochila un
teodolito y un altímetro que compró en un remate del Banco Hipotecario. Hacía
sus mediciones desde la altura de los cerros”, reflejó su hija Alicia en
referencia al primer plano de la Comarca Andina que en la década de 1950 llamó
la atención del Instituto Geográfico Militar por su exactitud, además de
registrar las ocupaciones de las familias pioneras. Incluso, poco después de su
fallecimiento (1982), la National Geographic Society de Washington (EE.UU) le
otorgó un diploma de reconocimiento.
Fue naturalista y geógrafo por excelencia, con una formación
multidisciplinaria sorprendente y de notable aptitud para los desafíos.
Graduado en medicina y cirujano, versado en botánica, geología, meteorología,
andinista de alma, además de aviador, fotógrafo y artista
plástico, Venzano pronto descubrió que esta región era su lugar en el
mundo. Desde aquellos días de 1934, cuando llegó caminando desde Bariloche,
ejerció su tarea médica recorriendo leguas a caballo donde no había caminos
para llegar en vehículo.
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